El charco del patriarcado

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¿Cuál es el camino del hombre?

Hoy, más que nunca, los hombres nos preguntamos esas cosas ¿Cuál es el lugar de un hombre que no caiga en él conceptos caducos y desiguales? A veces la muestra de que la cultura masculina nos ha traído simplemente inquina y desigualdad nos aleja de la masculinidad en sí misma y nos precipita a la nada del hombre. Un lugar sin lugar, donde debe reformularse uno mismo, a través de reconstruir los conceptos del pasado y buscar un lugar de igualdad. Donde poder ser un hombre y no sentirse por ello ni mejor ni peor, sino incluido, en igualdad de derechos y en la dignidad de asumir las diferencias.

A esas preguntas le contrarrestan ciertas afirmaciones muy osadas como "Los hombres somos así" ¿Cómo? A veces usamos respuestas que tienen poco recorrido, o cuanto menos un recorrido muy estereotipado, que se fundamenta en creencias culturales y educativas que poco tienen que ver con cómo realmente somos.

Sin embargo, una de las cosas importantes que deberíamos tener en cuenta los hombres modernos es que si no incluimos, aceptamos y maduramos nuestra parte intrínseca femenina, nunca podremos madurar y llevar a un lugar sano nuestra masculinidad.

Es más, la auténtica masculinidad pasa por entrar en contacto con el femenino rechazado, afrontando todo aquello que nos genera, para luego poder abrazar la energía masculina desde un lugar poderoso, fuerte y perseverante.

Un hombre que se ve incapaz de llorar y de expresar las emociones es un hombre débil, pues se empuja a la rigidez como única alternativa para la no expresión emocional y por consiguiente es incapaz de tomar decisiones nuevas, de cambiar, de tomar alternativas más inteligentes y en definitiva de madurar.

Los hombres nos sentimos castrados desde siempre. Las generaciones pasadas y sobre todo los propios hombres, se encargaron de castrarnos los sentimientos, la fuerza interior, los deseos y la sana manifestación del placer sexual. Todo ello y mucho más ha sido castrado para hacernos o bien hombres controlados y "rectos" temerosos de dios, o bien salvajes sin escrúpulos, codiciosos y egoístas.

Los grandes movimientos sociales, sobre todo este gran movimiento social femenino, nos dice que ese lugar que hemos ocupado... va siendo hora de que lo reformulamos. Pues hemos de hacer lugar para la reina y compartir el poder.

Muchos de nosotros hemos saltado del charco del patriarcado, otros seguimos ahí irremediablemente. Y al saltar de él nos encontramos con la nada, la total y profunda soledad de ser incapaces de encontrar vínculos, referentes y apoyos que nos ayuden a afrontar los retos del hombre de hoy.

Los hombres queremos encontrar nuestro lugar y reformularse, encontrarnos, sentirnos y hacernos fuertes en esta nueva masculinidad sensitiva y compartida. Los hombres no compartimos nuestra intimidad con otros hombres y es una lástima, nos perdemos la visión de hombres poderosos.

Los hombres "modernos" queremos estar a la altura de las circunstancias actuales y dar un paso al frente, no para volvernos sumisos y dependientes emocionales, sino para otorgarnos la convivencia dual que merecemos todos. Desde ahí vivir cada uno en su energía predominante, sin guerras de sexos, generando autoridades compartidas desde la honestidad, el conocimiento y el placer.

Así pues, cada uno tiene su tarea, y muchas veces, lo que sucede en estos lugares desérticos es que, no es que el agua escasee, sino que el agua que realmente calmará nuestra sed es verdaderamente extraña de ver. Pues cuando uno prueba el estar despierto, busca despertares.

Y aquí una reflexión final. Muchas veces si queremos ver nuestra parte polar, nuestra dualidad escondida, sólo tenemos que voltearnos y observar la relación más cercana que tenemos. Esa será de alguna forma nuestra polaridad que se nos muestra fuera, así pues, importante será entonces que estés acompañado por lo que mereces, porque seguramente es así.

Puede ser tu pareja o tu amiga, tu amigo, o incluso tu perro, no importa, es con lo que tengas "intimidad". Pues en ese lugar vinculante hay algo común entre los dos. Un espacio creado para los sentimientos íntimos. Eso definirá tu calidad íntima con tu polaridad. Ese es el verdadero trabajo con las polaridades, la completitud en un lugar donde se encuentran esas dos energías. Danzan, sanan y liberan.