¿Hacer terapia?

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El trabajo personal de cada uno es individual e intransferible, fruto de la propia vivencia. Un proceso terapéutico es la herramienta necesaria para el autodescubrimiento de tu forma y figura. Aprender y ayudarte a lidiar con los problemas internos y relacionales es el objetivo de un terapeuta.

 Hay una vida que es sólo nuestra y esa es la única que podemos vivir y con la que podemos auto realizarnos.
Auto realizarse es la forma de manifestar en nosotros mismos la autoestima es aceptar profundamente nuestras polaridades internas.
 
A veces nos genera gran dificultad conocer nuestras polaridades, nuestras contradicciones y nuestro conflicto interno. Conocer todo nuestra mundo interno, como opera, como se gestiona y que cosas se puedes ordenar y cambiar de él es de vital importancia para tener una buena relación con uno mismo. Tener una buena relación con uno mismo nos permite lidiar con los problemas externos de forma mucho más honesta y sincera, sin exigirnos ni mentirnos, asumiendo las responsabilidades reales y no entrar en el victimismo, la culpabilidad o en su defecto en el egocentrismo.
 
Bien es cierto que uno mismo, a través de las experiencias de la vida, puede, de forma natural, entrar en ese auto descubrimiento constante de los mecanismos de defensa, polaridades y gestiones egoicas que nos impiden llegar a una estabilidad y equilibrio deseada. A veces, si queremos acelerar el proceso, hacerlo más llevadero y más efectivo podemos optar por supervisarnos con un terapeuta.
 
Hay terapeutas para todos los gustos y disciplinas. Es el paciente el que decide que terapeuta le es bueno o útil, más allá del "feeling" que pueda obtener hacia él es importante que, siendo totalmente honesto uno puedo calibrar qué es y qué terapeuta necesita uno en cada etapa de la vida. Hay terapeutas muy "majos" que nos sirven para sentirnos muy bien cuando estamos ahí, pero poco nos ayudan a solucionarnos nuestros problemas y a enfrentarnos a nuestras miedos. Otros "descabezan" a diestro y siniestro en un afán de soltar emociones que quizás nos hacen sentir grandes experiencias pero de poco nos sirven a medio-largo plazo.
 
Nuestro trabajo es cotejar la información, la que expresa el paciente y la que transmite, ordenarla y gestionarla hasta localizar el "desorden". A veces, las resoluciones de los conflictos y problemas es sencillo y amable, a veces difícil y doloroso, sea como sea, acompañar y gestionar el proceso es la finalidad de un terapeuta.
 
En mi opinión el buen terapeuta es aquel que, basándose en las experiencias que el propio paciente lleva consigo y tomando toda la información necesaria se aventura a apretar "ese" tornillo. Así como un médico debe gran parte de la cura, no al tratamiento sino al diagnóstico, un buen terapeuta se centra en movilizar para observar e identificar para realizar un acertado diagnóstico. Bien es cierto que, la mente, las emociones y el cuerpo son bastos mundos difíciles de armonizar en sus infinitas contradicciones aparentes que siempre llevan a una base sencilla y específica. La finalidad del terapeuta no es perderse en el follaje de infinitas ramas, sino localizar el foco.
 
Trabajo como terapeuta desde hace más de 15 años, han sucedido miles de horas de procesos, atención y análisis, movilizando y observando. He sido testigo de cambios asombrosos y también de grandes fracasos. Muchas veces he conseguido acompañar y observar la transformación interna que precipitan un hermoso cambio externo y otras veces no ha sido posible cambio alguno. Mi responsabilidad es ser tan honesto como es necesario que lo sea mi paciente y llevarle sólo a sitios que yo haya podido pisar y gestionar previamente, de ahí que un buen terapeuta debe ser ante todo un buen paciente consigo mismo. De ahí que ser terapeuta no sea aquello que estudias y aplicas de manual, sino que tiene una gran dosis vocacional y de humanidad que pocos oficios más exigen.
 
Por último, creo que un terapeuta debe ser un buen "investigador", debe gustarle escuchar, saber, indagar y escudriñar cada aspecto de su paciente. Interesarse por su paciente de forma real.