La biología de la sexualidad

El trabajo con la biología sexual no se centra en el sexo, sino en la sexualidad y no en la sexualidad como la entendemos. La biología de la sexualidad bebe entre otras artes del tantra y el tantra considera que el impulso más grande del ser humano es el impulso sexual, entendida como energía creativa. Bueno, eso entendiendo que hablamos de esa seudo cosa llamada neo-tantra que utiliza una práctica milenaria usada por agoris engarzada en una multitud de disciplinas para respondernos de forma pseudoespiritual las carencias occidentales que provienen de una disfunción judeo-cristiana que no tenía otro objetivo que el control de la población.

Pero! Más allá de esa tergiversación que ya te destriparé más adelante, la sexualidad es la energía vital. La energía sexual tiene que ver con la capacidad creadora de todo nuestro ecosistema, sin la creación, la vida en este planeta desaparecería, lo más importante es crear, crear vida y esa creación va íntimamente ligada con la sexualidad. De ahí que sea un impulso fuerte y esencial pues es el que mantiene viva la especie. Y ese impulso es un centro en sí mismo, así como tenemos un centro mental y otro emocional, existe un centro sexual que el Cuarto Camino relaciona con el impulso más rápido y fuerte de todos los que tenemos, pero que en la mayoría de nosotros permanece dormido.

Bien, para explicar este concepto primero debemos hablar de los tres centros predominantes.

-Centro Mental

-Centro Emocional

-Centro instintivo

Este concepto de los centros fue acuñado por Gurdjieff quien, en su momento fue considerado un loco y que a día de hoy hasta la moderna psicología bebe de este concepto de mente, emoción y cuerpo. Este armenio lo describía con la parábola del carruaje, diciendo que el cochero es la mente, los caballos las emociones y el carro el instinto.

¿En cuál de estos centros estaría el centro sexual?

A pesar de que muchas veces podemos pensar que la sexualidad puede tener que ver con el centro emocional, la verdad es que el centro sexual está en el instinto. Gurdjieff dividía el centro instintivo de esta forma:

-Centro Instintivo

-Centro Motor

-Centro Sexual

El centro instintivo era el que operaba todo lo relacionado con el funcionamiento de los órganos y demás cosas que no dependen de ninguna manera de nuestra conciencia. Luego está el centro motor, el centro motor es el que se encarga de reproducir las actividades previamente aprendidas. Pondré como ejemplo aprender a conducir; cuando aprendemos a conducir necesitamos de toda nuestra atención mental, no nos pueden hablar y ni siquiera podemos escuchar música, debemos estar muy concentrados en lo que estamos haciendo, es decir, el centro mental está totalmente ocupado. Ahora bien, a medida que la actividad se va haciendo repetitiva podemos ya mantener conversaciones e incluso pensar elaboradamente mientras vamos de casa al trabajo etc. ¿Cómo es posible eso?

A medida que hemos instaurado una rutina en la actividad poco a poco el centro mental deja paso al centro motor, es decir, poco a poco la actividad empieza a tomar el instinto motor que reproduce de forma mecánica las cosas que hemos aprendido durante la vida, es decir, muchas.

Y nos queda como último el centro sexual, el centro sexual instintivo está muy relacionado con la supervivencia, pero no tanto con la supervivencia de mi mismo que de ello se encargaría el instinto de conservación, sino a la supervivencia de su especie, por lo que la finalidad más grande del centro sexual es la conexión con la vida en sus múltiples facetas, entendiendo el sexo como un fin para perpetuarse y mantener vivo el legado a través de la progenie. De ahí que haya una fuerza tan grande detrás de la sexualidad, de ahí que sea un elemento muy importante en la vida de los seres humanos, de ahí que la sexualidad esté tan ligada con la vitalidad y la vida, pues literalmente es gestante de vida.

La sexualidad, el poder verdadero de creación, está presente en todos y cada uno de nosotros como la energía más poderosa que existe, capaz de hacer que vayamos en contra de los demás sentidos con tal de "perpetuar la especie". Esto es lo que hace que en el fondo la vida siga existiendo sobre la tierra. La vida se abre camino a través de la sexualidad. La sexualidad es el centro de la vida, es la vida.

Un ejemplo ampliamente aplicado en la jardinería de comercio de flores es el siguiente: Un planta gasta mucha energía en la floración, que luego serán frutos y esos frutos semillas y las semillas nuevas vidas (e ahí el centro sexual en una planta), no le es muy útil a ella misma gastar energía en eso más allá de nutrirse a sí misma a través de hojas y raíces, que sí tienen una repercusión directa en su salud. Por lo que una planta con todos los nutrientes necesarios para crecer y fructificar no estará interesada en sacar fruto. Por lo que un buen horticultor lo que hace es que en periodos de floración, es decir en periodos de fertilidad, restringe el agua y los nutrientes en la planta. Esta entra en alerta y de alguna manera ve peligrar su estabilidad, la planta sufre y ve cerca su muerte y en un intento desesperado por mantenerse con "vida" utiliza todos los recursos de los que dispone para fomentar la floración y se jalona de una infinidad de retoños para que al menos alguno consiga crecer y mantener la vida. Eso podría ser considerado un último aliento pues en lugar de reservarse las energías para sobrevivir, lo que hace es sacrificarse para perdurar. Se vuelve un todo con su especie. Ahí es cuando un jardinero experimentado repondrá los nutrientes y devolverá el riego para que esos frutos sean grandes y fuertes.

Es realmente impresionante como la propia naturaleza sacrifica el instinto de conservación de la propia vida para perdurar, como la individualidad tiene que ver con un momento opulento, que la escasez nos hermana y convergemos en un solo cuerpo. Ese es el instinto sexual en su máxima expresión y no, no tiene mucho que ver con el placer, sino con la supervivencia. De eso te hablaré otro día.

Es por ello que los eneatipos instintivos son los más relacionados con la energía sexual, los 9, los 1, los 8 y por simpatía aunque de forma más desvirtuada, uno por el pensamiento y el otro por la emoción, los 7 y los 2.

Por ello, considerar la sexualidad algo reducido, ligado sólo a una copulación esporádica y placentera de los seres humanos es limitar la verdadera fuerza de la vida. Y como ya has estado observando, la sexualidad está más relacionada con el sufrimiento y menos con el placer de lo que estamos acostumbrados a pensar.

No sólo eso, sino que de todos los centros que hay en nuestro organismo el sexual es el más rápido, el más fuerte, el más profundo y el más sutil. Se dice que el centro sexual no puede ser controlado, el centro sexual no puede ni ser modificado, ni para sanarlo ni para castrarlo. La castración de la sexualidad proviene no de su energía, sino de su manifestación. El centro mental no puede modificar, ni tan siquiera controlar al rápido centro sexual, ni él ni ninguno de los demás centros. El centro sexual puede hacer que incluso parezca que vayas contra tu propia naturaleza. A veces decimos que tenemos "problemas sexuales" eso no es así, la sexualidad no tiene problemas, los problemas son fruto de la manifestación enferma de alguno de los centros que toma la energía sexual y la expresa. Es decir, o del centro mental, las cosas que pensamos, o del centro emocional, las cosas que sentimos, o del centro motor, las cosas que hemos aprendido y hacemos nuestras.

Y otro apéndice; así como se dice que existe un ser mental superior y un ser emocional superior, ligados a la conciencia elevada del yo, también existe un ser sexual superior, sin embargo es mucho más difícil de alcanzar porque necesita que los otros dos centros superiores estén funcionando para poder aparecer. Por lo que las seudociencias tántricas occidentales tienen más que ver con el sentimiento que con la energía sexual, que para el caso no está mal liberar el sentimiento eufórico de la sensación, tan reprimido.

Como puedes ver el trabajo con la sexualidad no es ni fácil ni simplemente agradable. Todo aquel que te venda la idea de una sexualidad desprovista de sufrimiento o sólo ligado al placer o más aún, ligada sólo al amor, no está hablando de energía sexual. Así nos va, que usamos la sexualidad para emplazar a que nos libere de las frustraciones a través del placer y el disfrute egoico. El trabajo con la sexualidad es un trabajo de auténtica rendición del ego, donde, para acceder verdaderamente a su poder sanador debemos aprender a rendirnos a la evidencia intrínseca de la muerte, pues es a través de esa relación que el centro sexual despierta. El verdadero centro sexual, el verdadero poder creador de la naturaleza.

Y ahí es cuando lo enlazo con el tantra, cuando en Varanasi, viviendo con los Agoris, meditamos entre las tumbas y buscando el Sadhu entre las cenizas de los muertos, nos untábamos el cuerpo con ellas y bebíamos en cuencos hechos de calaveras que robaban a hurtadillas, a eso le llaman esos diablos hacer tantra. Cantábamos hasta altas horas de la noche, comiendo poco y durmiendo menos, para despertar. Mirando el fuego y alimentando a cada inspiración el poder vital de la naturaleza.