El sexo no es posible sin amor [Video]

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Sí, el sexo es una expresión del amor. Es más, no hay sexo posible sin amor.

 ¡Pero qué dices Gerard! ¡Esto es absurdo! ¡Yo puedo follar sin sentir amor! ¡Esta afirmación no concuerda con los hombres que van con prostitutas o cuando se producen violaciones!

Vamos a explorar la relación que tiene el sexo con el amor y a descubrir si existe una función común que los une. Así que acompáñame a mi pupitre y hundiremos la manita en este tarrito de miel.

 Si prefieres ver el vídeo de este escrito en lugar de leerlo, aquí lo tienes:

 

La persona sexualmente sofisticada ve el sexo y el amor como dos sentimientos distintos y separados. Esta visión es una actitud característica de las personas profundamente neuróticas y está basado en una comprensión superficial de estas emociones.

Antes de intentar aclarar esa aparente contradicción hay que reconocer que el ser humano medio de nuestra cultura no está libre de conflictos neuróticos y actitudes ambivalentes.

La ambivalencia significa que tendencias opuestas están presentes al mismo tiempo en la personalidad.

De esa manera, puedes amar a tu pareja y mostrar igualmente una actitud hostil hacia él o ella. Unos padres pueden estar muy entregados a sus hijos, pero expresar ira hacia ellos, que les llegue a producir miedo, incluso a sentir que sus padres no les quieren sino todo lo contrario.

Esta ambivalencia hace referencia a la presencia de amor y de odio en la misma relación. El origen de esa contradicción es un conflicto en la personalidad que fracciona en dos emociones opuestas lo que debería ser un sentimiento unitario.

Si la actividad sexual no fuera una expresión de amor, ninguna persona medianamente madura hablaría del coito como un acto de amor.

El sexo es una expresión biológica del amor.

Si el acto sexual es acompañado por sentimientos de hostilidad o desprecio hacia la pareja sexual, tal ambivalencia denota la disociación de los sentimientos conscientes de la persona en su comportamiento instintivo.

La conexión íntima entre sexo y amor se puede mostrar claramente.

Eso es así, punto.

Si no te sientes bien con esa afirmación fíjate en qué clase de ambivalencia muestras en las relaciones sexuales, que clase de ocultamientos conscientes o inconscientes tratas de llevar a cabo, y sobre todo ¿Para qué lo tratas de esconder?

Es un buen principio para empezar un proceso terapéutico lo suficientemente interesante como para que sea sanador.

Hablaré del lado oscuro del amor, el papel positivo de nuestros sentimientos negativos, ira, celos y odio en otros vídeos. ¡Pásate por mi canal y suscríbete!

Pero... ¡un momento Gerard!

El sentimiento de amor inspira muchas relaciones que no suelen ser sexuales.

Interesante.

Ahí es donde tenemos que replantearnos el concepto del amor.

Usamos la palabra "amor" para describir nuestros sentimientos hacia un hermano, un amigo, hacia nuestra tierra, o hacia los espíritus innumerables del universo, véase dios y otras faunas.

Sea como sea, todas las relaciones en el contexto de la palabra amor se caracterizan por el deseo de proximidad... a todos los niveles, es decir, puede ser de forma emocional, mental, física o espiritual.

El amor se puede traducir en "cercanía".

Bueno, puede que no sea una palabra lo suficientemente fuerte para expresar los intrincados recovecos del amor...o si.

Lo que está claro es que en sus formas más intensas, el sentimiento de amor incluye el deseo de fusión y unión con el ser amado.

Quieres tenerlo cerca, quieres estar cerca, lo sientes cerca, tan cerca como si pudiera "entrar" dentro de ti y tu entrar dentro de él, llenarte, colmarte y fusionarte en ese lugar de intimidad muy cercano a un yo mucho más real y genuino.

Si eso no es cercanía...

Otra cosa son los problemas que tengamos con ese "deseo" de los que hablaré más adelante, pero por lo pronto... Te lo apuntas también para tu terapia.

Quizás estemos hablando de algo sumamente nuclear en el ser humano. Quizás un buen resumen del problema de la existencia humana consiste en lograr la unión interpersonal con otra persona, símbolo, ideología, creencia, familia... desde el amor.

Quizás sea esa nuestra naturaleza y de la cual escapamos constantemente ante la propia incapacidad de vivir el amor.

Y todo ello lo podemos ver en la forma que tenemos de vivir nuestra sexualidad.

No hay mayor fusión en el plano instintivo corporal que la unión sexual.

Literalmente hay una cercanía física, hay un deseo de acercamiento. Sólo que muchas veces consideramos que sólo es un deseo de acercamiento físico y eso no es así. No hay división entre los centros emocional, mental e instintivo.

Esa es nuestra confusión.

El acto físico engloba el deseo de acercamiento tanto de la mente como de las emociones. No están separadas de ti, son una unidad dentro de ti. Existe ese concepto del "el cuerpo quiere una cosa y la emoción otra" precisamente por esa ambivalencia personal en nosotros, pues no estamos siendo conscientes de que esa emoción o cuerpo o mente, es la expresión de lo mismo. De ti.

Y, por lo tanto, no tiene sentido que en ti existan realidades paralelas. Muy al contrario, hay una realidad y lo demás son fingimientos, escabullidas, tácticas escapistas de esa genuina necesidad de fusión amorosa.

Esa necesidad tiene su manifestación más explícita en el desarrollo de nuestra sexualidad.

Hemos sesgado y compartimentado la sexualidad relegando a un constructo mental que escenifica el cuerpo, cuando debería ser la manifestación más explícita y sublime del amor.