El Eneagrama de la personalidad es un mapa antiguo y a la vez actual que describe nueve formas fundamentales de ser y de estar en el mundo. Cada persona nace con una esencia única, pero a lo largo de la vida va construyendo una especie de “traje” psicológico: un carácter, una forma de protegerse frente al dolor y de buscar amor, seguridad y pertenencia.
Ese traje es lo que llamamos eneatipo. No es algo negativo; es una estrategia de supervivencia. Sin embargo, con el tiempo se convierte en una cárcel: repetimos los mismos patrones de pensamiento, emoción y conducta sin darnos cuenta. El Eneagrama nos ayuda a ver esas repeticiones, a reconocer las pasiones que nos dominan (ira, miedo, tristeza, orgullo, vanidad, lujuria, gula, avaricia, pereza) y también a intuir cuál es la virtud que está esperando despertar en nosotros.
El Eneagrama no es una etiqueta rígida, sino un espejo. Como dijo Claudio Naranjo:
“El Eneagrama no es para encasillar, sino para liberar.”
Al conocer tu eneatipo, puedes empezar a comprender por qué actúas como actúas, cómo se configuran tus heridas y defensas, y hacia dónde se abre tu camino de transformación.
El Cuarto Camino, enseñado por Gurdjieff, es una vía de desarrollo espiritual que parte de una idea sencilla y radical: los seres humanos vivimos gran parte de nuestra vida en piloto automático, atrapados en la inercia de nuestros hábitos, emociones y pensamientos.
Según el Cuarto Camino, no basta con desarrollar solo el cuerpo (como en algunas disciplinas físicas), solo la mente (como en la filosofía) o solo la espiritualidad (como en ciertas religiones). El ser humano necesita un camino integral, que trabaje a la vez con sus tres centros:
El centro intelectual, donde se forman las ideas, juicios y creencias.
El centro emocional, donde sentimos, reaccionamos y nos vinculamos.
El centro instintivo-corporal, que rige nuestras acciones, hábitos, energía y sentidos.
El trabajo del Cuarto Camino se basa en el recuerdo de sí, una práctica de atención que nos enseña a estar presentes en nosotros mismos mientras vivimos, sin tener que retirarnos del mundo. Es un camino para despertar en medio de la vida cotidiana, usando cada situación como materia prima para crecer.
En palabras de Ouspensky:
“La verdadera libertad comienza cuando aprendemos a vernos tal como somos.”
Este enfoque no separa el cuerpo, las emociones y la mente. Busca un desarrollo armonioso, reconociendo que los problemas psicológicos y emocionales suelen tener raíces en múltiples dimensiones del ser. Por ejemplo, un trauma emocional puede manifestarse como tensiones físicas o patrones de pensamiento destructivos, y el Cuarto Camino aborda todos estos niveles.
A diferencia de otros sistemas que requieren retiros prolongados, el Cuarto Camino se practica en medio de la vida diaria. Esto lo hace especialmente útil para trabajar problemas relacionales, amorosos o laborales, ya que las dificultades se convierten en oportunidades para observar y transformar patrones inconscientes.
Una de las herramientas clave del Cuarto Camino es la autoobservación, que permite desarrollar la conciencia de sí mismo (self-awareness). Al observar pensamientos, emociones y comportamientos sin juzgar, se descubre cómo los automatismos y las identificaciones contribuyen al sufrimiento. Esto es crucial para sanar relaciones y liberarse de reacciones automáticas que perpetúan conflictos.
Gurdjieff enseñaba que la mayoría de las personas viven con un centro (mental, emocional o físico) dominante, lo que genera desequilibrio y sufrimiento. El Cuarto Camino busca armonizar estos centros, lo que conduce a una mayor estabilidad emocional, claridad mental y conexión con el cuerpo.
Las prácticas del Cuarto Camino, como la transmutación de emociones a través de la conciencia, ayudan a liberar el poder destructivo de emociones negativas (como la ira, los celos o el miedo) y convertirlas en energía creativa.
El Cuarto Camino enfatiza el trabajo para "despertar" del estado de sueño mecánico en el que la mayoría vive. Este despertar permite ver la vida desde una perspectiva más amplia, comprendiendo las causas profundas de los problemas y reconectando con un sentido trascendental.
Practicar el recuerdo de sí (self-remembering) ayuda a cultivar una conexión con el momento presente y con la esencia más profunda del ser. Esto es especialmente valioso en el desarrollo personal, ya que fomenta una mayor autenticidad en las relaciones y una comprensión más profunda de las propias necesidades y motivaciones.
La autoobservación y el trabajo corporal permiten abordar traumas en un nivel profundo, integrando emociones reprimidas y patrones mentales asociados.
Al reconocer y transformar los automatismos, el Cuarto Camino facilita relaciones más auténticas y equilibradas, basadas en la presencia y la empatía.
Promueve una mayor capacidad para manejar emociones y reducir la dependencia de factores externos para la felicidad.
Proporciona un marco para comprender el significado del sufrimiento y las dificultades, transformándolos en catalizadores para el crecimiento espiritual.
El Cuarto Camino es una práctica poderosa porque transforma los desafíos diarios en herramientas para el autoconocimiento y la evolución. No solo permite sanar heridas emocionales y superar problemas relacionales, sino que también lleva al practicante hacia una vida más consciente, equilibrada y plena.
Por separado, estas dos tradiciones ya son potentes. El Eneagrama nos da un mapa preciso de la personalidad, mientras que el Cuarto Camino nos ofrece un método práctico para transformarla.
Cuando las unimos, sucede algo extraordinario:
El Eneagrama te ayuda a ver con claridad tus patrones. Descubres tus trampas, tus obsesiones, las emociones que se repiten una y otra vez, y comprendes de dónde vienen.
El Cuarto Camino te da las herramientas concretas para dejar de ser esclavo de esos patrones: observarte, tomar conciencia, trabajar con la energía, reconciliar polaridades, practicar la presencia y transformar tu carácter desde dentro.
Podemos decir que el Eneagrama nos muestra el “qué” y el Cuarto Camino nos enseña el “cómo”.
En mis espacios de trabajo no me limito a clasificar eneatipos ni a describir rasgos de carácter. El Eneagrama no es —y no debe ser— una vía de cotilleo psicológico, sino una poderosa herramienta de transformación.
Por eso:
También explico con detalle las herramientas del Eneagrama, de manera que cada persona pueda aplicarlas en su vida para comprenderse y transformarse.
También enseño el Eneagrama desde sus orígenes, enraizado en los legados de Gurdjieff y la tradición del Cuarto Camino.
También muestro cómo poner en práctica esas herramientas de transformación: no solo entender, sino vivir, encarnar y despertar.
En palabras de Gurdjieff:
“El hombre no nace con un alma. Tiene la posibilidad de desarrollarla, pero para eso necesita trabajar sobre sí mismo.”
El Eneagrama y el Cuarto Camino son, para mí, dos mapas que se complementan. Uno ilumina las sombras de la personalidad y el otro enciende la luz de la conciencia que nos permite atravesarlas. Juntos nos recuerdan que no somos esclavos de nuestras reacciones, que la vida no tiene por qué ser una repetición automática, y que hay un camino hacia la libertad interior y la autenticidad.
Este es el viaje que te propongo en mis formaciones y talleres: conocerte profundamente y transformarte desde dentro, para que lo esencial en ti —lo más verdadero, lo más vivo— pueda brillar en la vida cotidiana.
Además del Eneagrama y el Cuarto Camino, mi forma de acompañar se nutre de otros dos grandes pilares: la Terapia Gestalt y la Terapia Sistémica.
La Gestalt aporta la mirada al aquí y ahora, la importancia de la experiencia presente y de tomar responsabilidad de uno mismo. Gracias a ella, el trabajo no se queda en un análisis mental de los eneatipos, sino que se convierte en una experiencia viva: sentir, expresar, poner conciencia en lo que ocurre en este instante.
La Terapia Sistémica nos recuerda que no estamos aislados, que nuestras heridas y patrones no nacen de la nada, sino que forman parte de una red de vínculos familiares y sociales. Al incluir lo sistémico, el Eneagrama deja de ser solo un mapa individual y se convierte en una herramienta para comprender también cómo nos relacionamos, cómo repetimos lealtades inconscientes y cómo podemos liberarnos de dinámicas heredadas.
Esta integración hace que el trabajo sea más completo y profundo: no se trata solo de conocer tu carácter, sino de aprender a vivir de manera más consciente en tu cuerpo, en tus vínculos y en tu presente. Así, la transformación es real, porque atraviesa lo personal, lo relacional y lo espiritual.
Mi Vía de Conocimiento y Transformación
Mi juventud estuvo atravesada por preguntas sin respuesta: ¿quién soy realmente?, ¿por qué repito ciertos patrones?, ¿de dónde viene esa fuerza que me arrastra a vivir al límite? La vida me empujó pronto a mirar dentro. En el Eneagrama y en las enseñanzas del Cuarto Camino encontré un mapa vivo de mi ser y un laboratorio de transformación.
Tras una etapa de éxitos externos y vacíos internos, mi carácter —ese “traje” de pasiones, miedos y defensas— empezó a asfixiarme. Era la punta del iceberg de una crisis más honda: la necesidad de recordar mi esencia.
Decidí dejarlo todo y sumergirme en una búsqueda radical. Viajé, estudié, me expuse a maestros y grupos de trabajo intenso, donde la incomodidad era la puerta a una nueva conciencia. En las prácticas de auto-observación, el recuerdo de sí y el trabajo con los centros del Cuarto Camino, empecé a desvelar las capas de mi personalidad.
El Eneagrama, con su precisión quirúrgica, y la alquimia del Cuarto Camino se convirtieron en mis herramientas de autoconocimiento. Comprendí que mi tipo de carácter no es una cárcel, sino un mapa para volver al presente. Aprendí a transformar la energía de mis pasiones en presencia viva y a reconciliarme con mis polaridades.
Hoy comparto este viaje de conciencia para acompañarte a reconocer tu propio tipo, a usarlo como llave de despertar y a integrar las leyes universales que Gurdjieff llamaba la Ley del Tres y la Ley del Siete.
He visto cómo el Eneagrama y el Cuarto Camino abren caminos de libertad real: iluminan los patrones ocultos, fortalecen la voluntad, despiertan la inteligencia del corazón y nos acercan a una vida de sentido, autenticidad y presencia.
¿Te gustaría recorrer este sendero conmigo?
Te invito a mis talleres y procesos de Eneagrama y Cuarto Camino, donde podrás vivir en tu propia carne esta vía de autoconocimiento y transformación.
¡Atrévete a recordar quién eres y a desplegar la fuerza silenciosa de tu esencia!
Creado por Gerard Castelló Duran con © systeme.io